El ANILLO.
En
la antigua Israel el Rey Salomón era considerado un monarca sabio y justo, se
podría decir que el mejor de la historia, hijo del Rey David y Betsabé, este
logró alcanzar todo lo que alguna vez soñó, tenía un harén de mujeres que
servían a sus ordenes en todo momento y esperaba con ansias una nueva
integrante a este grupo. La más opcionada era Esmeralda una joven con ojos
grandes, verdes y expresivos que le hacían justicia a su nombre, tenía el
cabello de color negro, brillante y largo, de contextura delgada está mujer
capturaba la atención de todos aquellos que la miraban aunque siempre estuviese
con el rostro cubierto. Pero el Rey Salomón no fue el único que cayó bajo los
encantos de aquella mujer, Samuel un humilde joven sin familia también estaba
enamorado de Esmeralda y estaba dispuesto a hacer todo lo que fuese necesario
para conquistar a la joven hija de un mercader.
Esmeralda
pasaba todos los días por el mercado para comprar los utensilios que necesitaba
y de esa forma mantener el hogar y ayudar a su padre que después de haber
ofrecido a todas sus hijas mayores había quedado solo con esta ultima. Samuel
la observaba desde que salía de su casa hasta que llegaba al mercado, hablaba
con algunas personas, parecía ser muy amable, desde el primer instante en que
la vio estuvo seguro que ella era el amor de su vida, no podía pasar un día sin
pensarla o querer hablarle, pero al parecer Esmeralda no notaba su existencia.
Un día la joven pasó muy cerca de Samuel y le sonrió, este tomó el valor
necesario y le dio la única cosa de valor que tenía y había conservado como un
tesoro desde que su madre murió, un broche de oro. Desde ese día Esmeralda y
Samuel se encontraban en el mercado, pero no hablaban simplemente se miraban y
así nació el amor en esta pareja.
Samuel
sabía que debía conseguir algo de gran valor para poder convencer al mercader
de darle la mano de su hija, así que comenzó a observar al Rey Salomón quien
siempre aparecía con joyas diferentes pero con un solo anillo en su mano, este
anillo debía ser importante dijo, al instante una voz le respondió – Así es ese
anillo le asegura al Rey Salomón la eternidad, si posee ese anillo su cuerpo
jamás será carcomido- Samuel al escuchar esto tuvo una idea, ofrecerle al
mercader ese mágico anillo y así podría estar siempre con Esmeralda.
Al
escuchar esto la joven no estaba contenta pues para poder conseguir ese anillo
Samuel debía arriesgar su vida, Esmeralda estaba decidida a no dejar que
hablara con su padre, pero Samuel aprovechó una mañana y no cumplió con la cita
que siempre tenía con Esmeralda y en cambio se dirigió a casa de la joven para
hablar con el padre.
-Buenos
días señor, yo soy Samuel y vengo a pedirle la mano de su ultima hija
Esmeralda- Dijo Samuel.
Entre
burlas el padre de Esmeralda responde – ¿Has perdido la razón?, Esmeralda por
ser mi ultima hija es mi mas preciado tesoro y hasta donde yo se tu no eres
nadie, mientras que el Rey Salomón es ideal para poseer a mi adorada Esmeralda…
o ¿acaso que don tienes para mí?-
-Le
aseguró que lo que le vengo a ofrecer a cambio de la mano de su hija vale más
que el mismísimo Rey Salomón- Dijo Samuel.
-
¿Qué es eso de lo que tanto alardeas?- Pregunta ansioso el padre de Esmeralda.
- Un
anillo que le dará la vida eterna, por más muerto que este su cuerpo nunca
desaparecerá, ese anillo es mágico y quien mejor que un hombre de tan alta
alcurnia y distinción como usted para tenerlo y así nadie lo olvidara jamás-
aseguraba Samuel al mercader.
-No
puedo negar que esa idea me convence pero antes que nada necesito que me
traigas ese anillo y después vemos que decisión tomo sobre el futuro de mi
hija- Dijo el mercader bastante interesado con la propuesta de Samuel.
Ahora
lo único que separaba a Samuel y
Esmeralda era el anillo que estaba bajo el poder del Rey Salomón, así
que Samuel se paró durante semanas frente al palacio donde pasaba la mayoría
del tiempo el Rey y de esta forma poder idear una manera de ingresar al palacio
y llevarse el anillo.
Luego
de mucho tiempo de análisis Samuel decidió que ese era el día para entrar al
palacio, fue hacia un árbol cerca a la muralla y subió en el, saltó y logró
ingresar pero al mirar a la derecha vio a un guardia que lo observaba
fijamente, en ese momento la tez morena de Samuel se torno blanca y supo que
por primera vez en su vida debía matar a un hombre y todo por el amor de una
mujer. Allí estaban los dos frente a frente, un guardia fornido, alto, moreno,
con una mirada de acero y Samuel un flaco y pobre joven que no sabía en que se
estaba metiendo, pero también con una mirada que daba a entender que no daría
un paso en falso.
El
guardia tomó a Samuel de los hombros y comenzó a golpearlo, este intentaba
defenderse pero no podía, por fin había entendido que su historia terminaba,
pero que al menos la razón de su muerte valía la pena, lo único que deseaba
cambiar era que su último momento de vida no fuera con ese guardia sino con su
amor Esmeralda. Cuando Samuel pensaba que todo estaba perdido, el guardia se
paró frente a él, alzó sus brazos en los cuales tiene una lanza que planea
insertar en el cuerpo del joven y cuando esta a punto de hacerlo desde la
muralla saltó una delgada figura que le clava una espada desde la espalda hasta
el corazón al guardia, esta era Esmeralda.
El
guardia yació tendido en un charco de su propia sangre y Esmeralda tomó con su
mano a Samuel, ahora eran un equipo y estaban preparados para conseguir el
anillo que tanto deseaba el padre de la joven. Lograron llegar hasta la puerta
del cuarto del Rey, allí se definía todo, ese era el momento de la verdad.
Cuando Samuel tomó con su mano la perilla de la puerta y la comenzó a girar, se
escuchó un grito que los dejó impactados, se abrió la puerta bruscamente y de
allí salió una de las concubinas del Rey gritando y llorando, dejando
descuidadamente la puerta del cuarto abierta sin notar la presencia de los dos
intrusos, este era el momento para tomar el anillo, así que entraron al cuarto
y en el piso encontraron al Rey sin vida. Samuel se agachó para coger el anillo
pero se empezaron a escuchar pasos y voces probablemente de los guardias,
Esmeralda y Samuel decidieron huir a través de una ventana, pero los guardias
los lograron ver saliendo, ahora eran los principales sospechosos de la muerte
del tan amado Rey, todo el mundo los estaba buscando.
Pasó
una semana y el Rey ya había sido enterrado, pero Samuel a pesar de estar con
Esmeralda todavía quería cumplirle su palabra al padre de la joven y entregarle
el anillo. Los dos decidieron ir hasta el lugar donde estaba enterrado el Rey y
lograron ingresar, allí estaba el Rey Salomón aun después de la muerte intacto
e imponente con su anillo en la mano.
Samuel deslizó lentamente el anillo del dedo del Rey, al hacer esto
sorpresivamente y aunque solo llevaba una semana de muerto el cuerpo se
desintegró, con el anillo en su poder ya se podían ir del lugar, pero Samuel no
fue capaz de aguantar la tentación y se puso el anillo en la mano sin saber que
ese anillo había sido hecho únicamente para el Rey Salomón y que quien se lo
pusiera estaba sentenciado a la muerte. Samuel se sentó en donde antes estaba
el Rey y se puso el anillo en el dedo, Esmeralda al ver esto comenzó a decirle
que era hora de irse pero Samuel no respondía, en realidad no respiraba, ni
parpadeaba ni absolutamente nada. En ese momento Esmeralda lo entendió todo.
Samuel
había muerto y Esmeralda sabiendo que todos afuera los estaban buscando y que
probablemente lo único que le seguía importando, su padre, ya no quería saber
nada de ella, decidió quedarse allí junto a su amado, tomándolo de la mano para que nunca se sintiera solo y
sabiendo que ella pronto estaría enfrentando ese mismo destino, el de la
muerte.
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Google imágenes. (Palacio del Rey Salomón). |
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Google imágenes. (Palacio del Rey Salamón) |
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Google imágenes. (Esmeralda) |
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Google imágenes.(Rey Salomón en su trono) |
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